La respuesta es no,
aunque con matices. La mayoría de las empresas sobreviven gracias a la
financiación, ya sea bancaria, de los socios, de los proveedores y hasta de los
clientes. Lo normal es que una empresa en funcionamiento utilice diferentes
formas de financiación: pague a crédito a sus proveedores, pida préstamos
bancarios, cobre a los clientes al contado sin haber satisfecho previamente los
costes o los socios y administradores aporten dinero cuando hace falta.
Hasta hace poco, tanto
bancos como proveedores daban crédito prácticamente sin analizar la información
financiera. Muchas empresas tenían una contabilidad que o bien no reflejaba la
realidad o bien, aun reflejándola, nadie se preocupaba de analizarla
adecuadamente para conceder financiación. Estábamos en época de vacas gordas,
donde todo valía. Ahora se analiza hasta el más mínimo detalle y una
información financiera desfavorable, sea real o no, provoca que la financiación
se pierda o no llegue a recibirse. Si la empresa lleva una mala contabilidad y,
además, una mala gestión en el resto de ámbitos, se verá inexorablemente
abocada al fracaso.
Las pequeñas y medianas
empresas, que es el tipo de cliente al que nosotros nos dirigimos, suelen
contratar un contable, generalmente externo. El asesor contable-fiscal debe
tener unos conocimientos no sólo mínimos de contabilidad y fiscalidad, sino
avanzados, para poder llevar una correcta gestión contable-fiscal, que permita
la toma de decisiones a la empresa, máxime cuando las normas fiscales son tan
cambiantes y hay que estar permanentemente actualizados.
Parece que en los
últimos años se han olvidado los principios fundamentales de la contabilidad.
¿Qué es la contabilidad y para qué sirve? La contabilidad es la transcripción
en términos monetarios de cada hecho económico que realiza la empresa. La
contabilidad sirve, principalmente, para dos cosas; por un lado, para reflejar
la imagen fiel de la empresa y, por otro, para tomar decisiones. La
contabilidad es la base financiera de la empresa. Si la base está mal, las
decisiones que se tomen pueden ser desastrosas y hundir la empresa.
Recientemente, nos han
encomendado la contabilidad de una sociedad que venía totalmente quebrada,
contablemente. Esta sociedad ha hecho durante muchos años lo mismo que
muchísimas empresas: no preocuparse de la contabilidad. El contable anterior
desconocía totalmente las normas básicas de contabilidad. No sabía distinguir
el debe del haber, una cuenta de activo de una cuenta de pasivo, no sabía
interpretar un balance. Cuando no sabía qué hacer con algo, lo llevaba a cualquier
sitio, de cualquier manera, quedase como quedase. Tenía un balance con fondos
propios en negativo por un importe tremendamente elevado; las cuentas contables
eran totalmente erróneas. Las masas patrimoniales estaban descompensadas, pero
es que muchas partidas estaban en sitios donde no debían estar y que
desfiguraban totalmente el balance. Desconocía por completo las normas básicas
contables y fiscales. No sabía lo que es deducible y lo que no, lo que son
operaciones vinculadas, las posibles
consecuencias de jugar con los impuestos, no comprobar que no cuadran las
cifras de los impuestos trimestrales con el resumen anual, ni con el resto de
impuestos en la parte que deben coincidir, etc. No legalizaron los libros
contables nunca.
Esta situación es mucho
más habitual de lo que nos pensamos. Por suerte, no todas las
"asesorías" son así y hay muchos y muy buenos profesionales en el
sector del asesoramiento.
Cuando empezaron los verdaderos
problemas económicos, que habían ido capeando en los años precedentes, pensando
que la situación estaba bajo control y que eso de la quiebra era para los
demás, no pudieron conseguir la financiación que necesitaban. Obviamente, con
unos estados financieros en esa situación era imposible y tuvieron que
aportarlo los socios. Pero los socios dejaron de tener dinero y dejaron de
aportar, sumándose, además, los problemas internos entre ellos a raíz de esta
situación. Llegó un momento en que la situación económica de la empresa era
insostenible.
La culpa de llegar a esta situación no es del contable, obviamente,
aunque haya aportado su granito de arena por mala praxis, porque no es quien
toma las decisiones, aunque sí debía haber asesorado y avisado de los posibles
riesgos. La culpa es de la empresa, que no se preocupó jamás de la
contabilidad, a la que no daba absolutamente ninguna importancia, ningún valor.
Para ellos, la factura de la asesoría era un gasto improductivo, impuesto por
hacienda.
Llegó un día en el que ya era demasiado tarde: deudas con
bancos, con proveedores, con el personal, con la seguridad social, con hacienda
y con los propios socios. La situación ya era insostenible y había que tomar
una decisión. La normativa mercantil dice que cuando los fondos propios son
inferiores al 50% del capital social, se debe hacer una ampliación de capital,
una aportación de socios para compensación de pérdidas o declarar el concurso
de acreedores. Los socios de esta sociedad, no hicieron ninguna de estas tres
cosas. Aportaron algo de dinero para pagar las deudas de hacienda y el resto
han hecho como han hecho siempre: capear. Ahora, la sociedad está inactiva,
debiendo dinero a bancos, proveedores, empleados y socios. Sólo han pagado a
hacienda, porque piensan que con eso el problema está resuelto. La principal consecuencia
de incumplir este precepto mercantil es que son los propios socios quienes responden con
sus bienes de las deudas sociales, algo que la mayoría de las personas
desconocen.
La dirección de esta empresa ha decidido no declarar
concurso de acreedores, que es lo que debería haber hecho, porque tenía una
alta probabilidad de que fuese declarado culpable. ¿Qué significa esto? Pues
que los administradores y socios podrían tener responsabilidades penales.
Falsear las cuentas puede ser un delito. La desidia en la gestión empresarial
también puede ser un delito. Llevarse dinero cuando no corresponde, también
puede ser un delito. Vender bajo coste también puede ser un delito. Incluir
gastos que no son sociales, también puede ser un delito. No legalizar los
libros contables en el registro mercantil, podría hacer que el juez declarara
la quiebra como culpable, según reciente jurisprudencia. ¿La mala contabilidad
ha hundido a esta empresa? La mala contabilidad es una de las consecuencias de
una mala gestión mantenida durante toda la vida de la sociedad desde su
nacimiento. Muchos de estos problemas se podrían haber evitado si un buen
asesor hubiera llevado una contabilidad correcta y les hubiera asesorado
periódicamente, ya que, en este caso concreto, los administradores nunca fueron
asesorados en esta materia.
Esta sociedad ha cometido muchos errores de gestión. En próximas
entregas de este blog iremos analizando los principales errores cometidos para,
con ello, intentar que algún lector, si se encuentra en alguna de estas
situaciones, pueda darse cuenta, ponerle remedio y evitar males mayores.
Si va a externalizar la gestión contable-fiscal,
asegúrese de que contrata a profesionales cualificados y siempre revise sus
cuentas, como mínimo una vez al año. Si algo no le convence, pregunte las veces
que haga falta o busque la opinión de un tercero antes de firmar la aprobación
de cuentas. Por suerte, no todas las "asesorías" son como la expuesta
anteriormente, que las hay. Hay muchos y muy buenos profesionales en el sector.
Confíe en profesionales y evite problemas en el futuro; su bolsillo y su
corazón se lo agradecerán.
En Ruizuma Consultores nos dedicamos, entre otras cosas,
no sólo al asesoramiento contable, fiscal y financiero de su sociedad, sino
también a revisar la contabilidad realizada por su contable, coordinarla junto
con él, si no desea externalizar el servicio por completo, a hacer auditorías
fiscales y a asistirle en cualquier tipo de procedimiento tributario que tenga
su empresa. Pídanos presupuesto sin compromiso.
Lamentablemente, muchas empresas a raiz de la situación delicada de casi todos, han decidido por usar las nubes y hacer ellos propios on line la contabilidad ó contratar gestorías, por no llamar pica-datos, que por 50€ al mes te hacen la contabilidad. ¿En ese colectivo creen que van a querer aconsejarse por su gestor? ¿Creen que un gestor que cobre 50€ mensuales va a tener tiempo y cobertura de analizar la situación de la empresa hablando con su cliente una vez hecha la contabilidad? En muchos casos se antepone actualmente el precio a la Calidad en los servicios Saludos
ResponderEliminarCorrecto. Es algo que hay que hacer ver a las empresas. Nuestro servicio debería ser valorado y no lo está, por desgracia.
EliminarPor cierto, esta asesoría en cuestión no cobraba 50 €, sino 375€ al mes por contabilidad más dos empleados y la nómina del administrador.