viernes, 7 de diciembre de 2012

¿Por qué está mi empresa en quiebra?



¿Por qué está mi empresa en quiebra? Últimamente me hacen mucho esta pregunta. Tengo por norma reunirme con cada cliente al cierre del ejercicio y explicarles al detalle los estados financieros de su sociedad, los ratios de gestión, las tendencias, cuál ha sido el resultado del ejercicio, qué se puede mejorar, a cuánto asciende su coste por cada hora de trabajo...

Año tras año repito la misma operación, le aviso al cliente de su posibilidad de quiebra en el futuro, con años de antelación. Les digo que si siguen gestionando su empresa de esa manera pueden tener problemas serios en el futuro. No me hacen caso. Piensan que exagero, que soy pesimista, que soy excesivamente legalista y formalista. Y ahora, después de años avisando del problema, la quiebra ha llegado, y están en una situación tal que ya no pueden hacer nada y tienen que presentar concurso de acreedores con disolución, porque la empresa no es viable, al menos, no viable para ellos.

¿Qué ha pasado? Aparte de no haber querido escuchar los consejos de su asesor y de haber hecho caso omiso a las cifras y estadísticas que le presentaba año tras año, yo diría que han sido varias las causas, causas muy comunes en la mayoría de las empresas y que seguro que os resultan familiares.

1. No hacer un plan de negocio antes de constituir la empresa, ni nunca durante la vida de la misma.

2. Constituir la empresa sin dinero.

3. Pretender hacerlo todo por uno mismo, no delegando las funciones que no sabemos o no podemos llevar a cabo.

4. No contratar personal cualificado.

5. No formarse ni el empresario ni formar a los empleados.

6. Utilizar la empresa para beneficio propio.

7. No reiventir los beneficios en la propia empresa, provocando una descapitalización.

8. No tomar las medidas oportunas cuando empiezan a aparecer los primeros síntomas de que algo no va bien y que hay que tomar precauciones: reducción de facturación, reducción de beneficios, pérdidas, quejas o pérdidas de clientes.

9. No tener en cuenta el medio externo: competencia, sector, situación financiera, nuevas tendencias...

10. No cumplir, o hacerlo deficientemente, con las obligaciones legales: protección de datos, blanqueo de capitales, prevención de riesgos laborales, seguros de responsabilidad civil, etc.

11. Tener en cuenta sólo el precio y no la calidad, tanto en los bienes y servicios que se compran, como en los que se venden.

12. Hacer los presupuestos de ventas sin tener en cuenta los costes indirectos reales, facturando sistemáticamente bajo coste, porque si no pierden la venta, no dándose cuenta que en esos casos es mejor no vender.

13. Mantener clientes nocivos que lo único que hacen es hacernos perder tiempo y dinero, generando pérdidas y que tampoco va a generar beneficios en el futuro.

14. Establecer mal las prioridades.

15. Llevar una incorrecta gestión financiera y de cobros, alargando los plazos de cobro a clientes e incumpliendo el pago a proveedores, pues la empresa hace las veces de financiera, generando unos costes cada vez mayores que no puede soportar, no llevando un control de los cobros y pagos.

16. No aceptar que los pagos a hacienda y a la segurida social hay que hacerlos, les guste o no.

17. No tener en cuenta las posibles contingencias que pueda haber: inspecciones de hacienda o de trabajo, gastos extraordinarios de cualquier tipo, retrasos o impagos de clientes, etc.

18. Tener un exceso de confianza en uno mismo y en la suerte, pensando que controlamos la situación y que a nosotros eso no nos va a pasar.

19. No preguntar a tiempo.

Lamentablemente, muchas de las quiebras y malas situaciones de las empresas se podían haber evitado con una buena gestión. Las empresas que está sobreviviendo son las que están gestionando adecuadamente sus recursos; son las que ahora tienen que sacar el dinero que tenían guardado para las vacas flacas, ese concepto olvidado que tanto nos hablaban nuestros abuelos, no habiéndose llevado sus dueños ese dinero vía nómina, factura o dividendos en momentos más prósperos.

Los empresarios deben entender una cosa: la empresa tiene que darles de comer hoy, mañana y pasado mañana. Cuando la empresa da beneficios hay que guardar para mañana y hay que comprar equipos informáticos y maquinaria para hacernos más competitivos, para ganar más dinero. Todos los que un día decidimos hacernos empresarios, lo hicimos pensando en el dinero que vamos a ganar hoy, mañana y pasado mañana. Si sacamos todo el dinero o lo malgastamos inútilmente, si no maximizamos nuestros recursos, nuestra empresa no nos dará de comer mañana. Si mi empresa va mal, me quedo sin ingresos; si va muy mal, me puedo quedar sin casa. ¿No es mejor hacer las cosas bien desde el principio? Si cuando nos encontranos mal vamos al médico y tomamos medicamentos, ¿por qué no hacemos lo mismo con nuestra empresa?

Seguro que algunas o muchas de estas cosas suceden en vuestra empresa. Si esto es así, buscad inmediatamente asesoramiento especializado, o hacedlo vosotros mismos, antes de que sea demasiado tarde y ya no tenga arreglo.

Por supuesto, también hay casos en los que la quiebra es totalmente fortuita, imprevisible. ¿O quizá no?

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